Hace unos días y a petición de la presidenta de la asociación de mayores del municipio a causa del trágico incendio ocurrido el pasado 9 de agosto, acudí a Navalmoralejo, uno de los 23 pueblos que conforman la Campana de Oropesa, a fin de prestar apoyo psicológico a algunas de las personas mayores del municipio.

Para quien no lo conozca, Navalmoralejo es un pueblecito de no más de 60 habitantes, en su mayoría personas mayores de 65 años y en el que dadas sus características todos se conocen, se preocupan los unos de los otros y siempre tienen la puerta abierta.

Por eso cuando en el mediodía del lunes se declaró el incendio en el garaje de sus vecinos y vieron desde sus ventanas el humo lo vecinos no lo pensaron dos veces y se lanzaron a ayudar.

Fueron los que en los primeros instantes del suceso intentaron controlarlo con sus propias mangueras y cubos, ayudando a la familia y tratando de abrir la puerta del garaje.

Por desgracia conocemos el trágico resultado del acontecimiento e intuimos las secuelas que habrá dejado en su familia más inmediata, pero hay algo que muchas veces no se tiene en cuenta y es la salud mental y las secuelas de las personas que intervienen o participan en un suceso traumático.

Es por eso que los profesionales de la salud mental nos valemos de dos técnicas, el defusing, y el debriefing, dos técnicas de intervención breve que se emplean a los pocos días de ocurrir una catástrofe o suceso traumático a fin de que las personas intervinientes puedan expresar sus sentimientos, pensamientos y emociones a cerca del acontecimiento de forma que se puedan prevenir futuros trastornos mentales.  Se trata de una sesión informal, aunque semiestructurada, que tiene lugar tan pronto como es posible después del incidente crítico o en las primeras 24 horas. El objetivo es crear una atmósfera de apoyo mutuo, en la cual los participantes puedan describir de forma segura sus sentimientos, inquietudes, preocupaciones, reacciones iniciales y reacciones al suceso. alentar la aceptación y contener el humor negro excesivo.

La principal diferencia entre ambas técnicas radica principalmente en los plazos y objetivos:

 

A la sesión de debriefing acudieron unas 16 personas mayores del municipio a las cuales se les permitió, en un ambiente seguro y de comprensión y aceptación expresar como habían vivido ese día, cómo lo recordaban, como se sentían al respecto de lo ocurrido así como preguntar por toda la sintomatología orgánica y psicoemocional que estaban experimentando. Se les dieron pautas para gestionar el duelo de forma correcta y evitar un curso más complicado del mismo que pudiese resultar en complicaciones más graves.

Recuerdo aquel día con mucha intensidad y emoción, puesto aunque uno lleva ya varios años desarrollando estás sesiones tanto con compañeros, como con profesionales con familiares de víctimas, uno nunca acaba de acostumbrarse a esto y más cuando conoces de forma tan cercana a esa gente con la que estás trabajando.

Lo más especial de todo esto es ver como las palabras y los silencios adecuados, usados de forma precisa pueden dar consuelo y ayudar a sanar un dolor tan fuerte como es de perder a un ser querido, a un allegado y más en situaciones tan excepcionales y dolorosas como estas.

Aitor Jiménez, psicólogo de Alganda Servicios Sociales.

Col. Nº. CM-02704