Como bien sabéis todas y todos, desde el pasado domingo, 15 de marzo de 2020 las autoridades españolas decretaron el estado de alarma, lo cual suponía el confinamiento de la ciudadanía en sus domicilios durante 15 días para intentar aplanar la famosa curva de contagio del COVID-19. lo cual supone que ya llevamos 9 días, 11 días para los que como yo, decidimos de forma voluntaria no salir desde el viernes 12 marzo.

¿Qué tal está yendo la cosa?

Los primeros días han pasado bien, medio en broma medio en serio con las actividades que teníamos pendientes, hemos hecho limpieza general, hemos hecho todas las chapuzas que teníamos pendientes en casa, incluso hemos subido la bicicleta elíptica que teníamos abandonada en el trastero. Por no hablar del movimiento que ha habido en las redes sociales y en los balcones de los barrios, para organizar y programar actividades comunitarias para combatir el aburrimiento. la primera semana a trascurrido como unas vacaciones excepcionales para algunos, pero ahora todo eso se recrudece cuando nos acabamos de enterar de que el Gobierno piensa prorrogar el Estado de Alarma otros 15 días más, hasta un total de 30 días.

Ahora tenemos un sentimiento de obligación de estar en casa, de estar encerrados en contra de nuestra voluntad y es cuando la salud psicológica se empieza a deteriorar. el estar encerrados nos pasa factura y es cuando pueden empezar a surgir  los trastornos emocionales, depresión, ansiedad, estrés, bajo estado de ánimo, insomnio, síntomas de estrés postraumático, irritabilidad, ira e incluso  agotamiento emocional.

Aquellas  personas que han estado en contacto cercano con un caso confirmado,  suelen expresan sentimientos negativos durante el período de cuarentena como pueden ser temor, nerviosismo, tristeza o culpabilidad, entre otras.

El efecto de estar en cuarentena en el caso de los empleados y empleadas de hospital, puede predecir síntomas de estrés postraumático y de depresión, ya que el sobreesfuerzo que están haciendo seguro que les acabará pasando factura. También en este colectivo sufren un gran estigma social, primero por los numerosos caso de «justicieros y justicieras» que desde sus balcones increpan a los  pobres profesionales  de los sectores fundamentales  al verles deambular por las calles, sin pensar que pueden ir o volver de su turno y segundo por  probabilidad de pensar que están contagiados y que pueden propagar el virus, llegando a tratarlos como apestados.

Durante estos días puede aparecer miedo a estar infectado, frustración y aburrimiento e incluso ansiedad por los suministros, que no es más que esa necesidad de control que tenemos los seres humanos y que en situaciones de descontrol total, donde no sabemos lo que va a pasar ni cuánto va a durar nos quita bastante ansiedad el saber que tenemos quince rollos de papel higiénico en el armario del baño.

A todo esto debemos sumarle todos los problemas posteriores, a nivel económico se están sucediendo por todo el país ERTES y despidos, lo cual genera bastante ansiedad para la gente que se queda sin trabajo y que no sabe cómo va a poder mantenerse y por otro, el posible  estigma que le va quedar a la gente que estuvo afectada por la patología, pero eso lo iremos viendo con el tiempo.

 

Así pues os dejo un decálogo de cosas que podemos hacer para evitar los agravios psicológicos durante el confinamiento:

  1. Estar bien informado
  2. Evitar la sobreinformación y las noticias no contrastadas
  3. Confía en los sanitarios
  4. Estar atento a los posibles síntomas
  5. Un poco de humor  siempre viene bien
  6. Adaptar tus hábitos
    mantener unos horarios de sueño, cuidar la higiene y cambiarnos habitualmente de ropa, cuidar la alimentación, hacer ejercicio, mantenerse en contacto con las personas del entorno social y familiar a través del teléfono, ya que la continuidad de las relaciones sociales va a facilitar el tiempo que tenemos que estar recluidos
  7. Informar adecuadamente a los más pequeños
  8. Reconocer los sentimientos de angustia y miedo que provoca, pero trabajar para que no resulte invalidante para la persona
  9. Echa mano de tus capacidades de afrontamiento y tu experiencia
  10. Compartir nuestros sentimientos y acudir a un profesional de la psicología cuando sea necesario

Desde El Colegio de Psicología de Castilla-La Mancha se ha puesto en marcha un  teléfono de atención psicológica para todas aquellas personas de la sociedad que lo requieran 636 03 98 91 donde atendemos de forma diaria en turnos de mañana y tarde.

Y por último un consejo, El altruismo es mejor que la coerción.

Si conseguimos enfocar que el estar en casa lo hacemos de forma voluntaria para romper la cadena, aplanar la curva, evitar la propagación del contagio y salvar vidas y que lo hacemos porque es algo muy importante y de vital importancia, algo de lo que debemos estar orgullosos y orgullosas y sentirnos bien por ello.

Aitor Jiménez, Psicólogo de Alganda Servicios Sociales.

nº CM02704