Las estrategias de afrontamiento, son esquemas mentales o procesos conductuales que utilizamos para analizar y enfrentarnos a situaciones que nos resultan estresantes y que al ser desplegadas reducen ese estrés. Las estrategias de afrontamiento no son buenas o malas de por sí, pero podemos organizarlas en función de lo útiles y adaptativas que son.

El caso de una pandemia global que nos obliga a estar en casa más de 40 días y tener que cambiar nuestros hábitos de vida y renunciar a muchas cosas que solíamos hacer es por definición una situación muy estresante pero es una situación novedosa para todas y todos por lo que no hemos podido entrenar ni desarrollar recursos previos.

Algunas personas utilizan como estrategias de afrontamiento pasar tiempo con sus seres queridos, salir a pasear, hacer deporte, escuchar música, etc. El problema se nos presenta cuando todas esas estrategias que tenemos y nos resultan útiles no las podemos emplear a causa del confinamiento, cuando no podemos sentirnos bien  de las formas en las que estábamos acostumbrados.

Esta situación abre la puerta a situaciones de consumo de sustancias, que pueden redundar en un problema de abuso o agravarlo, en caso de que ya existiese dicho problema.

El caso más común es el del consumo de alcohol, pues la más accesible de todas, basta con que cuando bajes a hacer la compra le hagas una visita al pasillo correspondiente. Muchas personas ya tenían consumos abusivos incluso de riesgo, pero se limitaban a los fines de semana o al entorno de fiesta. Pero al comenzar a beber en casa, ese límite se sobrepasa, multiplicándose las probabilidades de que se descontrole en especial si  estamos viviendo el confinamiento en soledad o si existen problemas de convivencia. De hecho basta con que nos fijemos en cómo están las estanterías de los supermercados o las salidas al balcón con bebidas alcohólicas para simular el entorno de salir de fiesta, o las reuniones por videollamada para tomar una copa, las conocidas como cañas virtuales.

En el caso del cannabis, los que tengan un acceso a la sustancia relativamente sencillo, es posible que hayan comenzado a consumir más buscando la relajación, lo cual puede convertir un consumo esporádico en un problema de abuso con consecuencias problemáticas. El cannabis además de esa sensación de relajación puede provocar síndrome amotivacional y agresividad, lo cual puede agravar nuestros problemas emocionales y de convivencia a medio y corto plazo.

Pero no solo van a repuntar las adicciones con sustancia, las adicciones sin sustancia o conductuales y más en concreto las relacionadas con internet van a repuntar de forma indudable. Es el caso de los videojuegos, lo cuales pueden provocar que los que ya de por si se refugiaban en ellos como vía de escape a su realidad social, emocional u económica lo hagan más y pasen mucho más tiempo.

O el caso de las apuestas, porque no olvidemos que esto no solo es una crisis sanitaria, también es una crisis económica, por lo que mucha gente humilde, con problemas económicos puede ver en ellas la posibilidad de conseguir dinero fácil, aumentando las posibilidades de ludopatía. Y esto las casas de apuestas lo saben y aprovechan al máximo la situación para hacernos llegar publicidad y apuestas por todos los medios posibles.

 

Aitor Jiménez, psicólogo de Alganda Servicos Sociales

Nº CM-02704