Las vacaciones de verano son por excelencia el periodo en que poder descansar, recobrar energías y dedicar tiempo a todas aquellas cosas y hobbies que no podemos hacer el resto del año. Esto es la teoría, claro, porque en la practica a muchas personas en esta época del año les cuesta gestionar emocionalmente la ansiedad debido al gran numero de situaciones estresantes que tiene que afrontar.

Esta ansiedad puede aparecer por la creencia de que no se esta aprovechando el tiempo al máximo, por la planificación de las vacaciones en familia y el devenir de estas, pensamientos a cera de que otras personas lo están pasando mejor que nosotros, etc.

Estos supuestos no son más que algunos ejemplos de acciones y rutas mentales que nos producen ansiedad y una vez que entramos en dicha espiral puede ser realmente complicado salir de esa espiral, ya que ante esa situación las expectativas, la sensación de vulnerabilidad o el temor a no ser suficientes alimenta este círculo vicioso.

Por eso ante los posibles desencadenantes de ansiedad durante el verano es importante estar preparado y saber que hacer para no caer o romper esta espiral.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que las vacaciones no son un capricho sino un recurso para preservar nuestra salud tanto física como mental y por lo tanto debemos aceptarlas como nuestro derecho a descansar y a no trabajar profesionalmente esos días. Es importante dedicar estos días para cargar energías de cara a afrontar el siguiente bloque laboral o académico, desterrando la idea de productividad y máximo rendimiento durante el verano, ya que descansar también es importante y hará que produzcamos mejor en el futuro.

También podemos aprovechar estos días para dedicarnos tiempo a nosotros y nuestra salud mental, volver a conectar, olvidarnos por unos días del estrés de la rutina y simplemente dedicar tiempo a disfrutar.

Durante las vacaciones puede surgirnos cierta ansiedad pensar en los proyectos laborales que tenemos pendientes y como estos pueden cambiar durante el tiempo que no estamos en el trabajo. Esto puede generarnos la tentación de trabajar durante las vacaciones. Lo recomendable sería no hacerlo, pero si nos resulta imposible deberemos establecer periodos de máximo una hora para contestar mails, resolver dudas del equipo o realizar mantenimiento de actividad mínima y prevención de problemas. Esto último no reducirá nuestra ansiedad, pero al menos nos evitará que la ansiedad se descontrole y nos haga sentir peor.

Otro consejo útil para disfrutar de la vida en general es evitar las comparaciones. Para ser felices no es necesario hacer o tener lo mismo que nuestros familiares, amigos incluso las personas famosas que vemos en los medios de comunicación. Simplemente intentar disfrutar de estos días al máximo y hacer cosas que normalmente no hacemos. No es necesario hacer grandes viajes o planes lujosos, simplemente actividades que nos llenen y nos saquen de la rutina.

Algo que también puede resultarnos útil a la hora de evitar situaciones estresantes es reducir el uso de dispositivos electrónicos durante las vacaciones, usar el modo avión y dedicar nuestro tiempo libre a realizar cosas realmente significativas para nosotros.

Por último, también es recomendable dedicar estos días para mantener nuestra vida social, visitando a familiares o amigos íntimos. Esto nos impedirá pasar largos periodos de tiempo en la comodidad y soledad de nuestro sofá, previniendo este tipo de pensamientos que nos generan malestar.

En caso de que consideremos que la ansiedad que estamos experimentando es demasiado grande y no podemos afrontarla por nuestra cuenta lo recomendable sería pedir ayuda profesional para que nos apoye y nos guie en el afrontamiento de dicha situación.